lunes, 8 de marzo de 2021

Programa 2: ¿Qué hay en un nombre? (marzo-abril 2021)



Si trazas un camino, cuidado, te costará volver a campo abierto.

Henri Michaux


Sigo remontando río arriba

En un barco que en la proa

Lleva el nombre de tu nombre

Río Paraná

Suarez


A la pregunta “¿quién eres?” respondemos, casi siempre, dando nuestro nombre. ¿Qué relación hay entre nosotros y el nombre que llevamos? El nombre es y no es nosotros. El nombre es, quizás, como nuestra sombra. No es nada y al mismo tiempo sin él podríamos acabar, como Peter Schlemihl sin su sombra, expulsados del mundo humano. Es cierto que se puede cambiar de nombre. Es un sueño que quizás todos hayamos tenido alguna vez: cambiar de nombre y así ser otro sin dejar de ser nosotros mismos. Es un sueño con truco, como los tratos que ofrecen genios o diablos, porque nunca sabemos qué es exactamente lo que cambiaremos al cambiar el nombre, porque en realidad nunca sabemos de veras qué hay en un nombre.

De arriesgarse a vivir con el nombre de otro, por voluntad o por azar, tratan las tres películas que forman este nuevo programa de Contactos. Son North by Northwest, de Alfred Hitchcock, Professione: Reporter, de Michelangelo Antonioni, y Mr. Klein, de Joseph Losey. En ellas, tres personajes, interpretados por tres estrellas masculinas (¿qué es una estrella si no un nombre en lo alto de un cartel, un nombre por el que la gente está dispuesta a apostar su dinero?) llevan una vida de esas que parecen trazadas y más o menos exitosas.  Al poco de empezar las películas, en parte por azar, en parte por voluntad (uno de los misterios de estas tres películas es lo incierta que es la frontera entre la voluntad y el azar), se ponen a vivir con el nombre de otro y al hacerlo abandonan el camino que habían trazado y se encuentran en campo abierto, viviendo algo que lo mismo puede tomar la forma de la aventura que la forma de la pesadilla, si es que esas dos formas no son realidad la misma forma vista de manera diferente.

Mientras tiene lugar esta aventura o pesadilla bajo nombre falso, otra historia sucede a espaldas de los personajes, la historia de los que tienen el poder, que en otro tiempo podrían haber sido diablos o genios, figuras de lo fantástico, pero aquí el poder no necesita de magia ninguna y todo se decide en despachos. Es una historia política y secreta, la política como maniobra secreta, como aquello que los gobiernos hacen en la sombra, manipulando lo verdadero y lo falso. 

En North by Northwest, Roger Thornhill se convierte sin quererlo en George Kaplan, que es el nombre de un hombre invisible y quizás inexistente, enredado en una intriga de esas con guerra fría y microfilms. Aquí la política todavía parece un pretexto para la fantasía y la aventura. 

En Professione: Reporter, David Locke conserva su nombre pero cambia su apellido. Se convierte, queriéndolo, en David Robertson y se pone a vivir siguiendo la agenda de un hombre muerto, acompañado en su camino por una chica que vive sin que nunca se diga su nombre. David Locke, como aquel que una vez escribió “yo es otro”, deja de escribir para convertirse en un traficante de armas implicado, por convicción política, en la lucha de una guerrilla contra una dictadura africana.

En Mr.Klein, el señor Klein, que para hacer negocios y comprar obras de arte a precio de ganga se aprovecha del peligro en el que viven los judíos en el París ocupado, se convierte, sin quererlo, vuelta de tuerca, en el señor Klein, otro señor Klein, judío, perseguido.  Como las otras dos, es una película predestinada y azarosa como los sueños pero de una a otra el sueño se ha ido pareciendo cada vez más a una pesadilla y esa pesadilla es, al cabo, la realidad, París, 1942, la Redada del Velódromo de Invierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La señora sin camelias (programa 6a: La Cenicienta - Me he casado, pero...)

¿Acaso existe una sola película que no esté fascinada, de una manera u otra, por aquello que ha elegido denunciar? Me parece que no (esto ...