lunes, 8 de marzo de 2021

La labor del director, por Joseph Losey

 


(...) Creo firmemente, por experiencia, que hay algo muy específico en el cine: una película es una obra colectiva y es también, y sobre todo, una obra estrictamente personal. Todos aquellos que aportan su contribución al director, -guionista, actores, pre-designer, director de fotografía o montador, - deben aportarle una contribución eminentemente personal. Me gusta trabajar con un actor que colabore. Se pueden rodar hoy en día tomas muy largas si los actores son capaces de sostener el esfuerzo durante todo ese tiempo. A menudo he trabajado así: esto permite a los actores interpretar el conjunto en continuidad, lo que siempre resulta infinitamente provechoso. Si al director le gusta lo que hace el actor, si saber encontrar lo que el actor es, y si puede utilizarlo, se pueden obtener resultados sorprendentes, a condición, por supuesto, de que el actor sienta esa confianza respecto a él del director. Por otra parte, un guionista no podrá escribir convenientemente si lo controlan por completo el director o el productor. Es evidente que la mejor manera para el guionista de escribir, o al menos de acercarse al guión, será hablar con la mayor precisión posible con el director antes de ponerse a escribir pero, después, escribir solo y de una sola vez. Una vez terminado, el guión puede ser conservado, reescrito o desmontado, pero el material está ahí. (...)

El director debe, pues, por así decir, dominar todo ese aporte individual colectivo, y eso a lo largo de toda la película. Una película que no lleva la huella personal de su director no puede ser una buena película. No quiero decir con esto que todo trabajo colectivo deba conformarse a un punto de vista preconcebido, no. Simplemente, la personalidad del director debe mostrarse en todo instante y en todas las partes de la película. En caso contrario, la película será un fracaso. Y, por otra parte, también lo será sin duda si el director, consciente o inconscientemente, asfixia las posibles contribuciones personales de las diferentes personas que trabajan en la película en el momento en el que, precisamente, era necesario que las aportaran. (...)

Entrevista con Joseph Losey, por Michel Fabre y Pierre Rissient, Cahiers du cinéma nº111

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